Jaldo-Manzur, Manzur-Jaldo: la fórmula capicúa

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Por J. González Costilla

Hace unos días quedó formalizada la fórmula oficialista en nuestra provincia. El binomio Jaldo- Manzur, Manzur-Jaldo, como se percibe en el entorno político, competirá en las próximas elecciones ante una oposición que por ahora se encuentra entre un paréntesis por la imposibilidad de mixturar a los referentes más poderosos de tal coalición.

La ambición al poder que antes los unía ahora los separa. Tanto Roberto Sánchez como Germán Alfaro se muestran en una postura intransigente, incapaces de conformar una fórmula capicúa como la oficialista, que se pueda leer del derecho y del revés sin generar conflictos de interés.

La fórmula Jaldo-Manzur ha atravesado algunas turbulencias que tuvieron su mayor intensidad en la última contienda electoral, no obstante al margen de algunos desencuentros, ambos dirigentes sellaron un pacto de unidad que en materia de gestión puede resultar muy beneficioso para la provincia.

En este contexto ambos dirigentes justicialistas han demostrado una amplia vocación a la unidad, como lo indica la más pura tradición peronista. En en este sentido el partido y sus dirigentes son en gran parte los responsables de esta articulación.

El orden de los factores no altera el resultado

La fórmula oficialista contiene dos dirigentes apasionados por la política y de una amplia trayectoria, cada uno aporta su singularidad y su experiencia para consolidar un modelo en la provincia que parece no mostrar fisuras ante la actual situación socioeconómica que vive el país.

Por un lado la imagen de Osvaldo Jaldo ha subido notablemente en las últimas encuestas a razón de algunas medidas tomadas en materia social y de seguridad, por ejemplo el boleto estudiantil y para jubilados, en lo social, y la ley de narcomenudeo en materia de seguridad, fueron aciertos contundentes del oficialismo, sobre todo con esta última ley que abordó una problemática acuciante en la provincia.

Por otro lado Juan Manzur ha demostrado ser el político de mayor proyección nacional de Tucumán (es el referente de la Liga de Gobernadores del Norte Grande y jefe de Gabinete de ministros); esto le garantiza al oficialismo provincial la gran posibilidad de canalizar obras con financiamiento nacional. Los fondos obtenidos para vivienda son un ejemplo de ello, así también, Manzur no solo le brinda una amplia base electoral al binomio sino que también le brinda otro factor importante, que es el de asegurar la gobernabilidad.

Al margen de estas apreciaciones, tal vez los más destacado sea la conformación de una sólida unión entre dos individuos que supieron renunciar en su momento a ciertos aspectos políticos difíciles de conciliar, sin que ninguno tratara de imponer plenamente su voluntad,  como ser la condición de Jaldo como candidato natural del peronismo y la de Manzur como flamante ganador en esta particular interna. No obstante a esto, el peronismo en la provincia y tal vez la sociedad en general, ha entendido que el resultado de la gestión no depende en este caso del orden de los factores sino del nivel de compromiso.

Del derecho o del revés, la formula oficialista es altamente competitiva

La fórmula oficialista está en pleno proceso de imbricación, es decir que sus componentes actúan como planos que se superponen entre sí, dando la sensación que el primero y el segundo en la fórmula son elementos que se ordenan por cuestiones meramente nominales y no por cuestiones de poder.

Esta es la visión o el condimento que le falta a la olla de la oposición para cocinar una formula competitiva, en cambio el oficialismo ya tiene el caldo listo.

La puja de poder entre Sánchez y Alfaro está por encima de cuestiones ideológicas o doctrinas partidarias, y mientras más tiempo se prolongue la indefinición, menos tiempo tendrán para gravitar sobre la sociedad con una solida propuesta electoral.

En resumidas cuentas, la falta de visión, la falta de generosidad, la falta de compromiso y la falta de una conducta y doctrina partidaria, hacen por ahora difícil para la oposición la construcción de una fórmula electoral que pueda hacerle frente al binomio oficialista, que visto del derecho o del revés, es una formula poderosa.

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