Por J. González Costilla
Apenas transcendió la noticia del viaje organizado por los directivos del grupo Clarín, en el que participaron empresarios, jueces y funcionarios del Pro, aparecieron los audios y mensajes de Telegram de las personas involucradas, donde hablaban de falsificar pruebas y de “apretar” a funcionarios de la PSA (porque consideran que este organismo es el responsable de las escuchas), en una jugada desesperada para quitar de foco el escándalo por supuestas coimas y dádivas que ahora va tomando forma en contra de ellos.
Con estas filtraciones obtenidas a través del espionaje, sin duda, quedó confirmada la existencia de tal encuentro, y también la existencia de una connivencia entre el poder económico y la justicia.
El juez Julián Ercolini, que aparece en el centro de este entramado de corrupción, es un funcionario que tuvo, después del juez Claudio Bonadío, la más intensa participación en la supuesta persecución judicial a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Es por ello que con este hecho queda al descubierto cómo se teje la telaraña judicial, que sólo enreda a los “bichos” marcados por el poder al margen de su inocencia o culpabilidad.
Su objetivo no es la justicia, en este caso el poder judicial es solo una herramienta del poder económico que actúa según sus requerimientos. En base a este punto, es importante remarcar que esta telaraña judicial no sólo actúa por cuestiones económicas, sino que también lo hace por cuestiones ideológicas. La persecución judicial es el método preferido en la actualidad por el poder real para imponerse y disciplinar, es la correa y el bozal de la ética y la convicción.
Hablamos de persecución ideológica porque el poder real prácticamente tiene resuelta a su favor la faz económica, porque de un modo u otro casi siempre desarrolla sus negociados, incluso en gobiernos que reconocen como menos favorables. Lo que les produce intranquilidad es la esfera ideológica, ya que es el punto de inflexión donde su aparato mediático y político parecen no alcanzar para el control de las masas.
El «psicopoder» desplegado por este sistema necesita deslegitimar y estigmatizar al sector opositor de la política que amenaza sus objetivos de expoliación, y con esto no solo hago referencia al peronismo, sino que tenemos como ejemplo que hace poco parte de este esquema, concretamente el sector político y mediático, le salto a la yugular al prestigioso neurocirujano Facundo Manes cuando cuestionó públicamente algunas políticas de su propio espacio.
Ahora se ve claramente cómo funciona este tridente, ya que cuando cierto espacio de la política y los medios que forman parte de esta temible organización, instalan en la opinión pública un determinado tema que expone a los opositores a sus intereses. Inmediatamente el brazo judicial actúa como suerte de reflejo de un sector de la sociedad “inoculada” por las primeras planas de los grandes medios que cuestiona a estos actores políticos y sociales y, en consecuencia castiga, no solo para cumplir con la premisa del disciplinamiento, sino también aunque parezca un poco morboso, para el propio deleite de ese sector social.
El escándalo del viaje a lago escondido desnuda el tridente con que el poder económico ataca a la oposición; este tridente de ataque está compuesto por la corporación política, la corporación mediática y la corporación judicial, donde esta última ha superado en nivel de descredito a la política misma, de acuerdo a algunas mediciones. Y es que la Justicia poco a poco va develando con qué ojos mira los procesos jurídicos: con los ojos del poder.
Al margen de esto, ahora la vicepresidenta enfrenta dos senderos posibles. El primero es el que ya está en pleno desarrollo con este fallo que la condena y la proscribe, mientras que la otra posibilidad es que a partir de este momento tome un nuevo impulso electoral y se potencie su imagen y una posible candidatura luego de la apelación correspondiente. Esto último, aunque puede sonar descabellado, es perfectamente posible si tenemos en cuenta, por un lado, que mientras más “apretaba” el Poder Judicial a Cristina, más media en las encuestas; mientras que por otro lado tenemos el antecedente de Lula da Silva en Brasil, que tras ser condenado y estar encarcelado bajo un esquema de poder parecido al modelo argentino, hoy es el presidente electo.
Si bien aún falta bastante, lo cierto es que al día de hoy el Frente de Todos está sin su principal referente; sin embargo este fallo condenatorio puede provocar una intensa movilización del peronismo, otorgándole a Cristina Fernández de kirchner la posibilidad de tener su propio 17 de octubre. Si esto ocurre ya sabemos cómo termina la historia: Cristina Presidente.