Geopolítica: La India, el talón de Aquiles de China.

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Por Juan Pablo Fernández Izquierdo

El ascenso de China como potencia global no solo generó grandes modificaciones en las estrategias de las potencias occidentales, sino también en las potencias regionales de Asia, principalmente en la India.

China, que a partir de los cambios generados por Deng Xiaoping entre fines de los 70s y principio de los 80s, ha logrado un gran crecimiento económico, tecnológico, industrial y militar, llegando a disputar, inclusive a superar, en distintos sectores al poder estadounidense. Con esto busca modificar el orden global (unipolar), que considera injusto, y direccionarlo hacia un orden bipolar, donde China sea uno de esos polos.

Esto significa que China quiere ser quien imponga mayores condiciones en base a sus intereses, en gran parte del globo, disminuyendo la influencia norteamericana.

Las pretensiones globales de esta China revisionista se encuentran en la “remake” de la vieja ruta de la seda. Con ella busca generar una dependencia económica a su favor para poder acrecentar su poder político. Esta ruta se extiende tanto por vía terrestre (trenes) por países como: Kazajistán, Rusia y Alemania hasta la península ibérica; como por vía marítima en la cual el puerto de Pakistán (Gwadar) es fundamental para la salida de las manufacturas chinas. Sin embargo esto genera conflictos con la India ya que la ruta Kashgar (China) con Gwadar, pasa por territorios en disputas entre la India y Pakistán. Aunque estos no son los únicos intereses contrapuestos entre estos gigantes.

China necesita cada vez más energía para sus industrias, parte de la cual busca abastecer con energía hidroeléctrica generada por sus grandes ríos que se encuentran en la zona del Tíbet y abastecen de agua a cerca de la mitad de la población mundial, ya que entre otros, se encuentran el Brahmaputra, Ganges, Yangtze y Amarrillo, que abastecen de agua a países como India, Nepal, Bután, Malasia, Tailandia, Birmania, Laos, Camboya y Vietnam, dándole a China un arma geográfica de grandes proporciones.

La posibilidad del uso de las represas como arma política genera tensiones con la India, que con su poder nuclear y demográfico busca contrapesar las pretensiones del gigante asiático en la región, y defender sus intereses. Así como China puede condicionar el acceso a la comida de parte de la población india, los indios poseen una de las llaves de la China potencia.

Para China, las rutas marítimas son fundamentales por dos razones: en primer lugar, al no tener un comercio interno fuerte, las exportaciones por vía marítima son decisivas para el crecimiento de su economía. Y por otro lado, debido a su gran población (1.400 millones de habitantes), es una gran demandante de materias primas y recursos energéticos.

Por este motivo ha establecido una red de instalaciones militares y comerciales que van desde la China continental hasta Port Sudan en el Cuerno de África llamado “Collar de Perlas”. Estas rutas marítimas atraviesan varias regiones de gran importancia geopolítica por donde la flota mercante transita, como ser los Estrechos de Ormuz, Malaca, Lombok y Mandeb.

La India posee una de las llaves de estas rutas, mas precisamente en las islas Nicobar y Andaman en la entrada del estrecho de Malaca, por donde pasa el 60% del comercio marítimo mundial, del cual dos tercios de las toneladas cargadas son del petróleo que parten del golfo Pérsico. Esta es la principal ruta de abastecimiento de China. Al militarizar la zona, India busca equilibrar el poder que los ríos del Tíbet le proporcionan a China.

Si bien la India participa del foro BRICS junto a China, también lo hizo en los últimos meses en calidad de invitada del G7, en el cual su primer ministro reconoció que China es el rival estratégico de la India.

Al mismo tiempo que se declara neutral en el conflicto Ruso – Ucraniano, la política de seguridad india descansa en otro tratado, el QUAD, junto a EEUU, Japón y Australia. De esta manera vemos que la importancia de la India, por su posición geográfica, su población y poderío nuclear, la transforma en una jugadora fundamental en el tablero mundial, que le permite ser neutral en el conflicto de occidente con Rusia, (inclusive socia de esta última en distintos temas), rival de una superpotencia regional como China, y socia de Estados Unidos en temas de seguridad regional.

Por todo esto cualquier movimiento o modificación de su política exterior puede generar un sacudón de proporciones en el (des) orden Internacional.

Juan Pablo Fernández Izquierdo. Lic. en Relaciones Internacionales